Con los que quedan un poco (o mucho) fuera

Sobre pequeños grandes momentos en proyectos abiertos

Desde hace algunos años, con la diseñadora de iluminación Maria Güell trabajamos en el diseño de las luces de navidad del barrio del Raval de Barcelona, proyecto liderado por las fundaciones Impulsem y Tot Raval. Su realización implica la participación de  asociaciones, organizaciones y vecinos del barrio, haciéndoles literalmente protagonistas de las luces. Para generarlas cada año se elige un tema diferente a partir del cual se hacen unas fotografías y luego se siluetean con manguera luminosa sobre unas estructuras metálicas.

El primer año, el tema venía a ser el de «muestras de afecto entre los vecinos», haciendo las fotografías María Espeus. En una de ellas aparecía abrazada una vecina ya mayor con un farmacéutico de la calle Hospital (en su farmacia se juntaban cada atardecer varias vecinas). Al terminar la sesión de fotografías la vecina dijo algo del tipo... «Hacía años que un hombre no me abrazaba tanto tiempo».

Ese comentario nos hizo ver más claramente cuál era la parte más relevante del proyecto; sí, las luces debían tener en sí mismos algún valor, pero las situaciones y momentos que se generaban al hacerlos podían ser de una emotividad y significado que aún iba más lejos. El proceso provocó todo tipo de escenas que difícilmente pasan espontáneamente: ¿cuántos hemos estado abrazados con el farmacéutico de nuestro barrio, o con cualquier otro vecino con el/la que podamos sintonizar un poco, 20 minutos seguidos? El proceso resulta ser un poderoso instrumento, que al mismo tiempo que proporciona algo requerido por el barrio (con la importancia relativa que puedan suponer unas luces de navidad), aflora y expande las relaciones de los participantes.

Vecinos del Raval y su participación en la iluminación navideña del barrio.
Proyecto de iluminación de navidad Raval Km0 instalado en la calle Cera con siluetas de vecinos del barrio, Barcelona, 2017, Curro Claret, Maria Güell. Foto © Rafael Vargas

En una ocasión, realicé un proyecto con la artista Mar Serinyà en la Fundación Ramón Noguera de Girona, impulsado por Conexiones Improbables y el programa del Centro de Arte Bòlit Emprèn. Después de un tiempo visitando y relacionándonos con los usuarios del centro (personas con diferencias intelectuales), propusimos una acción que básicamente consistió en que ellos pintaran (transformaran) las furgonetas de la organización. Los participantes armados con pequeños pinceles y adhesivos, sin ningún tipo de plan previo, pintaron las furgonetas en un clima entre festivo y un poco gamberro. Como de estar haciendo algo no del todo correcto... Desafiando «el buen proceder».

Esas furgonetas eran las que cada día iban a buscar por la mañana y devolver al final del día a los usuarios del centro. Según nos contaron después, las versiones tuneadas de las furgonetas con las que cruzaban la ciudad les producían una gran satisfacción y orgullo, como de... «Mira, Girona, cómo molan nuestras furgonetas y no vuestros coches aburridos».

Otro proyecto en el que he trabajado (y continúo haciéndolo en muy diversos contextos) es el de la construcción de mobiliario, reutilizando para ello materiales desechados. Esto se realiza mediante la ayuda de una pieza metálica llamada T300, que funciona como conector para facilitar el ensamblaje y la estabilidad del conjunto.

Con ella se realizan talleres en los que se reúnen y juntan colectivos que habitualmente no se relacionan. Muchos de ellos se han hecho con la Arrels Fundació, entidad barcelonesa que acompaña a personas que están o han estado viviendo en la calle. Se hacen taburetes, bancos, mesas, lámparas... Uno de los aspectos más importantes es que en el momento del taller, de la acción, los participantes parece que olvidan su condición —independientemente si son profesionales exitosos, estudiantes de arquitectura o diseño o personas sin recursos— se mezclan y se concentran en construir las piezas, revertiendo los que podrían ser considerados inicialmente sus «roles», siendo esas personas a las que parece se viene a ayudar las que enseñan y explican cómo realizar el mobiliario.

Participación de personas que viven en la calle en un proyecto de creación de asientos.

Asientos hechos en el taller de la Arrels Fundació por personas que han estado viviendo en la calle, realizados con la pieza T300 y materiales recuperados, Barcelona, 2012, Curro Claret. Foto © Juan Lemus

En una ocasión, realicé un proyecto con la artista Mar Serinyà en la Fundación Ramón Noguera de Girona, impulsado por Conexiones Improbables y el programa del Centro de Arte Bòlit Emprèn. Después de un tiempo visitando y relacionándonos con los usuarios del centro (personas con diferencias intelectuales), propusimos una acción que básicamente consistió en que ellos pintaran (transformaran) las furgonetas de la organización. Los participantes armados con pequeños pinceles y adhesivos, sin ningún tipo de plan previo, pintaron las furgonetas en un clima entre festivo y un poco gamberro. Como de estar haciendo algo no del todo correcto... Desafiando «el buen proceder».

Esas furgonetas eran las que cada día iban a buscar por la mañana y devolver al final del día a los usuarios del centro. Según nos contaron después, las versiones tuneadas de las furgonetas con las que cruzaban la ciudad les producían una gran satisfacción y orgullo, como de... «Mira, Girona, cómo molan nuestras furgonetas y no vuestros coches aburridos».

Otro proyecto en el que he trabajado (y continúo haciéndolo en muy diversos contextos) es el de la construcción de mobiliario, reutilizando para ello materiales desechados. Esto se realiza mediante la ayuda de una pieza metálica llamada T300, que funciona como conector para facilitar el ensamblaje y la estabilidad del conjunto.

Con ella se realizan talleres en los que se reúnen y juntan colectivos que habitualmente no se relacionan. Muchos de ellos se han hecho con la Arrels Fundació, entidad barcelonesa que acompaña a personas que están o han estado viviendo en la calle. Se hacen taburetes, bancos, mesas, lámparas... Uno de los aspectos más importantes es que en el momento del taller, de la acción, los participantes parece que olvidan su condición —independientemente si son profesionales exitosos, estudiantes de arquitectura o diseño o personas sin recursos— se mezclan y se concentran en construir las piezas, revertiendo los que podrían ser considerados inicialmente sus «roles», siendo esas personas a las que parece se viene a ayudar las que enseñan y explican cómo realizar el mobiliario.

Imagen principal: Proyecto de iluminación de navidad Raval Km0 instalado en la fachada del ayuntamiento de Barcelona con siluetas de vecinos del barrio del Raval, 2020, Curro Claret, Maria Güell. Foto © Rafael Vargas